En el corazón de Baños de la Encina, un municipio de arraigada tradición histórica, esta vivienda de obra nueva emerge como un diálogo entre lo contemporáneo y lo vernácula. La propuesta arquitectónica juega con la interacción de volúmenes, texturas y tonalidades, logrando un equilibrio visual que respeta el entorno mientras redefine la modernidad en el contexto local.
La fachada principal es una composición cuidadosamente diseñada que combina piedra y blanco, alternando su disposición en dos niveles. En la planta baja, la piedra domina la mitad de la fachada, aportando solidez, textura y una conexión directa con el legado constructivo de la región, mientras que el blanco ocupa la otra mitad con una ligereza que equilibra el conjunto. En contraste, la planta superior invierte esta relación: el blanco predomina en la primera mitad, creando una sensación de amplitud y modernidad, mientras que la piedra reaparece en el extremo opuesto para dar continuidad al discurso matérico.
Un elemento destacado es el amplio balcón que se extiende a lo largo de toda la fachada. Este gesto arquitectónico no solo genera una conexión directa con el exterior, sino que enmarca las vistas del entorno natural y patrimonial de Baños de la Encina. El juego de proporciones y materiales enfatiza la horizontalidad del diseño, reforzando su presencia en el contexto urbano.
Este proyecto es un ejemplo de cómo reinterpretar los códigos tradicionales de la arquitectura local a través de un enfoque contemporáneo, integrando elementos que dialogan tanto con el pasado como con el presente, para dar lugar a una vivienda única, atemporal y profundamente arraigada en su contexto.
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