Vivienda N

El proyecto se resuelve mediante un edificio macizo, un cubo blanco retranqueado que permite crear 3 fachadas, siendo dos de ellas proyectadas al interior de la parcela, y la restante con carácter de muralla de piedra, al vial público.

Esto condiciona el proyecto, según incidencia solar, nivel de ruido y privacidad en la perforación del volumen para crear huecos de iluminación y ventilación según estos condicionantes.

El resultado es un volumen blanco, con perforaciones, las cuales, envueltas de otra materialidad, reforzando una idea de piel interna del edificio, una sección, un corte de su interior carnal.

Los materiales elegidos, son el equilibrio entre el minimalismo, pureza y moderno, representado en el cubo blanco. La tradición, lo arquetípico, lo popular… es representado por las perforaciones y a través de una piedra rústica, quedando así congelada en el tiempo, la estampa de otras épocas. De este modo se ha buscado, ante todo, una casa integrada en Baños de la Encina, que sea consecuente a su momento histórico en términos contemporáneos, sin embargo, ciñéndose al lenguaje de materialidad, tonalidades y proporciones de ciego y vacío establecidos en la mayor parte de viviendas populares.

Por último, otro detalle de nuestra propuesta ha sido querer reforzar, el gran papel histórico defensivo que ha tenido Baños de la Encina, por el cuál, en la fachada lateral que proyecta directamente a la calzada, se ha diseñado a modo de muralla de piedra todo el frente de planta baja, el cuál protege la vivienda, nuestro cubo blanco situado sobre él.

En el interior se ha diseñado la vivienda, continuando con la materialidad de la pureza del blanco, además muy popular en los pueblos de Andalucía, siguiendo un ritmo mediterráneo, a través de arcos limpios y depurados, accesos sin carpintería, y huecos que dejan atravesar miradas tamizadas.